Bajo el agua.
Bajo el agua continuo, ahogado sin poder respirar, con los pulmones ya
encharcados y la mente nublada. No puedes decir lo que quieres, no puedes
actuar como quisieras. La hipoxia no me lo permite. Solo puedo ya mover los
ojos de un lado a otro y ver como todo sigue hundiéndose lentamente.
Poco a poco la vida de los objetos se desvanece a la par que se pierden en
la oscuridad de las profundidades marinas. Mientras tanto, pequeñas burbujas de
aire corren por su vida hacia arriba, sabiendo que son libres ya de las paredes
que las confinaban. Corren hacia la luz, mientras yo espero que la oscura noche
llegue bajo el agua.
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