martes, 12 de noviembre de 2013

Bajo el agua.

Bajo el agua continuo, ahogado sin poder respirar, con los pulmones ya encharcados y la mente nublada. No puedes decir lo que quieres, no puedes actuar como quisieras. La hipoxia no me lo permite. Solo puedo ya mover los ojos de un lado a otro y ver como todo sigue hundiéndose lentamente.
Poco a poco la vida de los objetos se desvanece a la par que se pierden en la oscuridad de las profundidades marinas. Mientras tanto, pequeñas burbujas de aire corren por su vida hacia arriba, sabiendo que son libres ya de las paredes que las confinaban. Corren hacia la luz, mientras yo espero que la oscura noche llegue bajo el agua.


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